jueves, 6 de junio de 2013

El "Cinderella Man" galés: Steve Robinson

El término Cinderella, o Cenicienta en su versión hispana, se ha extendido a todos los ámbitos de la sociedad y, sobre todo, del deporte. En el mundo del boxeo, se suele aplicar a aquellos púgiles que tras una carrera escasamente brillante logran una gran oportunidad y, de manera sorpresiva, la aprovechan. El ejemplo más conocido es el de Jim Braddock, que se coronó campeón NBA y NYSAC (organismos de la época) del pesado al vencer a Max Baer, título que tuvo el honor de intentar defender en su siguiente combate con el legendario Joe Louis

Braddock fue apodado Cinderella Man y su historia se recogió en la película, del mismo título, rodada en 2005 por Ron Howard e interpretada por Russell Crowe. Paradójicamente, el éxito de este filme coincidió más o menos en el tiempo con la victoria de Carlos Baldomir, "el tata", sobre Zab Judah, lo que llevó a que se usara el término para el argentino. Podríamos citar casos parecidos, como el de Freddie Pendleton, que se coronó campeón ligero cuando tenía un récord de 32-17-4, pero no es el principal objeto hoy.


Lo que hoy pretendo destacar el caso de un Cinderella Man británico, nacido en Gales: Steve Robinson. Su historia es sorprendente y muestra todavía mejor que las anteriores, las sorpresas que puede proporcionar la vida. Para bien y para mal. Porque para hablar de Robinson, primero hay que hacerlo, brevemente, de Rubén Palacios

Rubén Darío Palacios era un púgil colombiano que había ganado varios títulos regionales y que peleó tres veces por títulos mundiales en el peso supergallo, no consiguiendo vencer en ninguna ocasión. En septiembre de 1992 retaba, por el título WBO pluma, al inglés Colin McMillan, para quien era la primera defensa. Palacios, que llegaba de víctima y estaba por detrás en las 3 cartulinas, noqueó a su rival en el 8º y se convirtió en campeón del mundo. Después recibía una buena oferta, también de Inglaterra, para defender el cinturón por primera vez contra  el campeón británico, John Davison

Este combate se iba a celebrar el 27 de abril de 1993, en la localidad de Washington. Pero 2 días antes se destapaba el escándalo. La comisión británica de boxeo anunciaba que Palacios no había aprobado las pruebas médicas pertinentes; en concreto, había fallado el test del SIDA. Lógicamente, el cafetero fue apartado de la pelea y se le retiró el título. Fue el inicio de su caída a los infiernos: se le detuvo en USA más tarde por tráfico de drogas, pasó tiempo en la cárcel y murió 10 años después de esto, con tan sólo 40. 

Los promotores, para salvar la función (y hacerse con el título) convencieron a la WBO para que validara un nuevo combate si encontraban un reemplazo, aunque no cumpliera las características reglamentarias para pelear por un título. Como dinero es dinero y el título quedaba vacante, aceptaron. Entonces, se buscó a contracorriente un rival para Davison. 48 horas antes del combate, se anunciaba que Steve Robinson sería el co-aspirante al cinturón. El galés era un journey-man (jornalero del ring), contaba con 24 años y un currículo de 13-9-1.

En una noche memorable, Robinson plantaba mucha más cara de lo que todos esperaban y, en un combate cerrado, se hacía con el cinturón al derrotar por decisión unánime a Davison. Había nacido Cinderella Man en su versión británica. Sin embargo, el púgil galés siguió sorprendiendo y enlazó 7 defensas ante algunos de los más destacados plumas británicos de la época (el ex-campeón McMillan, Paul Hodkinson, Duke McEnzie...) y algún otro púgil de fuera de las islas (el español Pedro Ferradas o el dominicano Freddy Cruz). Sólo lo perdió en septiembre de 1995 ante un jovencito arrogante que ya prometía grandes cosas. Su nombre: Naseem Hamed, que lo defendería en 15 ocasiones.

Tras un año de descanso, Robinson volvió a su actividad frenética. En 2007 pierde el campeonato de Europa pero gana el Intercontinental de la WBO, que defiende en 4 ocasiones. Al no recibir la oportunidad de revancha con Hamed, asalta nuevamente el máximo cetro europeo que había quedado vacante: en un cerrado combate, celebrado en Madrid, vence a Manuel Calvo. En el año 2000, inicia su cuesta abajo. Primero es una derrota por KO con "el ranchero" Ramírez, luego Kovacs, Baloyi, Calvo (nuevamente por el EBU vacante) y, finalmente, Scott Harrison y Steve Conway

Después de esta última derrota, anunciaba su retirada. Sabía que no podía dar la talla y estaba en camino de volver a convertirse en lo que era antes de esa providencial llamada y de la mágica noche en la que apareció la carroza que lo ponía en la historia del boxeo.


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